NADIE ES PERFECTO
Nadie es perfecto, querido coachee. Esta verdad tan simple y tan humana nos libera del peso de las expectativas inalcanzables. A diario cometemos errores. Decimos cosas equivocadas que a veces hieren a quienes amamos. Tomamos decisiones impulsivas que nos llevan por caminos que no esperábamos recorrer. Y, a pesar de todo, seguimos adelante.
En cada caída hay una lección oculta. Cuando nos equivocamos, tenemos dos opciones: castigarnos por lo que no hicimos bien o aprender de ello y avanzar con mayor sabiduría. La vida es así, un constante proceso de ensayo y error, de caerse y levantarse, de tropezar y aprender a caminar con mayor firmeza.
Los errores no son el enemigo, son el recordatorio de que estamos vivos, de que nos estamos esforzando, de que estamos intentándolo. Y aunque duela tropezar, aunque a veces sintamos vergüenza o desánimo, también está el regalo de la oportunidad. Una nueva oportunidad para elegir mejor, para crecer como personas y para agradecer.
Porque, al final, vivir también es agradecer. Agradecer por las lecciones, por las personas que nos acompañan y por la posibilidad de empezar de nuevo. Cada día que despiertas es una nueva hoja en blanco, un regalo divino para escribir una historia distinta, para corregir, para amar mejor, para dar lo mejor de ti.
Recuerda esto: la perfección no es el destino, pero el progreso es el camino. Así que si hoy te equivocaste, no pasa nada. Tómate un momento, reflexiona, aprende y sigue adelante. Tienes en tus manos el poder de ser una versión más consciente y más plena de ti mismo. Y eso, querido coachee, es más que suficiente.
La vida no te pide perfección, te pide valentía. Te pide que te levantes una y otra vez, que creas en ti y en el proceso. Y sobre todo, te pide que nunca pierdas la esperanza de que siempre hay una nueva oportunidad esperando por ti.
Recuerda: es tu vida, tú decides.
Abrazo grande,
Coach Eduardo.